(Takrit, 1914 – Bagdad, 1982) Militar y político iraquí, presidente de la República desde 1968 hasta 1979. Nacido en una familia campesina, estudió en la Escuela de Magisterio y ejerció como profesor en Bagdad. En 1938 ingresó en la Academia Militar y tres años después participó en la revuelta pro-alemana de Rashid Al el-Gailani contra las fuerzas británicas, por lo que fue arrestado, encarcelado y expulsado del Ejército. En 1958 participó en el golpe de Estado del general Kassem que derrocó a la monarquía. Volvió al servicio activo, con el rango de coronel, y vio legalizada su militancia en el Partido del Renacimiento Árabe Socialista (Baaz).
El 8 de febrero de 1963 protagonizó, junto con el nasserista A. S. M. Aref, un golpe de Estado que derrocó y acabó con la vida de Kassem. El Consejo del Mando Revolucionario (CMR) que se constituyó confió a Aref la presidencia de la República y a al-Bakr la jefatura del gobierno, en el que los ministros baazistas eran mayoría. Sin embargo, pronto surgieron dos orientaciones en el seno del Baaz: los moderados, con al-Bakr a la cabeza, partidarios de la unión con Egipto -en lo que coincidían con los nasseristas- y un ala radical, que daba prioridad a la revolución socialista.
Las hostilidades estallaron entre las respectivas milicias, lo que Aref aprovechó para deshacerse de tan incómodos compañeros de viaje: el 18 de noviembre el ejército, fiel al presidente, se desplegó en los lugares estratégicos de la capital y se purgó a los miembros baazistas del CMR. Al-Bakr fue rebajado al más que simbólico puesto de viceprimer ministro (hasta 1964).
Cinco años después, el Baaz se hizo con el poder: el 17 de julio de 1968 al-Bakr, asistido por militares, dio un golpe de Estado incruento que obligó a huir al presidente A. R. M. Aref (hermano del anterior, fallecido en accidente en 1966) y encabezó un nuevo CMR que lo erigió en presidente de la República, y desde el 30 de julio, en primer ministro y ministro de Defensa.
Al-Bakr reafirmó el carácter socialista, islámico y nacionalista del Estado, y el 21 de septiembre de 1968 promulgó una constitución provisional que así lo avalaba. En 1969 se estableció el presidencialismo y el puesto de primer ministro fue abolido. La estabilidad de su régimen topó con dos obstáculos principales: las conspiraciones de elementos radicales del Baaz, con dos intentonas golpistas, en enero de 1970 y junio de 1973, drásticamente reprimidas, y la guerra de guerrillas de los separatistas kurdos, que tras rechazar la oferta de autonomía hecha por al-Bakr en marzo de 1974, hubieron de cesar la lucha a raíz del pacto iraco-iraní del 6 de marzo de 1975, por el que Bagdad reconocía la soberanía de Teherán sobre el Chatt el-Arab a cambio del cierre de sus fronteras a los peshmergas kurdos.
La acción exterior del gobierno de al-Bakr se enmarcó en el complejo juego de alianzas y desavenencias de la región, particularmente volátil en la década de los setenta. Las relaciones con el bloque soviético pasaron por óptimas: en 1969 Iraq fue el primer país árabe en reconocer a Alemania Oriental, y el 9 de abril de 1972 el primer ministro soviético, A. Kosygin, firmó con al-Bakr en Bagdad un Tratado de Amistad y Cooperación que permitió la adquisición de grandes cantidades de armamento soviético. El 14 de mayo de ese mismo año entraron en el gobierno dos ministros comunistas (junto con dos nasseristas y cinco kurdos) y Al-Bakr devolvió la visita a Moscú el 14 de septiembre.
Paralelamente alcanzaron su peor nivel las relaciones con Israel (ahorcamiento en 1969 de varios judíos acusados de espionaje), Kuwait (reivindicaciones territoriales) e Irán (ruptura de relaciones en noviembre de 1972 a raíz de la ocupación iraní de unas islas en el Golfo Pérsico), si bien, como ya se ha citado, se alcanzó con este país un modus vivendi en 1975. De entre el mundo occidental sólo Francia mantuvo vínculos provechosos con Bagdad, que nacionalizó el petróleo el 1 de junio de 1972 -figurando entre los afectados la poderosa Iraq Petroleum Company- y se distinguió como el más entusiasta promotor del embargo de crudo árabe a Occidente en 1973 (17 de septiembre, cumbre de la OPAEP en Kuwait).
El radicalismo político y la intransigencia de al-Bakr frente a Israel le acarrearon un aislamiento en el mundo árabe, provisionalmente levantada con motivo de la guerra contra Israel (octubre de 1973), en cuyo frente del Golán Iraq participó con una división acorazada y 50 aviones de combate. Esta solidaridad con Siria y Egipto no sobrevivió al conflicto, y en 1974 al-Bakr recriminó a ambos países por negociar con Israel. Asimismo, tras el aplastamiento llevado a cabo por el Ejército jordano de la resistencia palestina (septiembre de 1970), Iraq se unió a otros Estados árabes en la condena y ruptura de relaciones diplomáticas con Ammán (Conferencia de Trípoli, 31 de julio de 1971, luego restablecidas en la "Conferencia de la Reconciliación" de El Cairo, celebrada el 11 de septiembre de 1973).
Otras dos manifestaciones del unilateralismo exterior de al-Bakr fueron la participación en el fallido golpe de Estado comunista contra el gobierno sudanés (julio de 1971), que le supuso la ruptura de relaciones con Khartoum y el distanciamiento de Libia, y la persistencia de los problemas con Siria (donde gobernaba una rama rival del Baaz), súbitamente agravados a raíz de la intervención militar de este país en Líbano (junio de 1976).
En octubre de 1978, de nuevo un factor externo (la defección egipcia al firmar la paz con Israel) vino a resucitar la fraternidad árabe, y Bagdad y Damasco anunciaron una "carta de unión nacional". También ese año, con motivo de la expulsión de los comunistas del gobierno, las privilegiadas relaciones con la URSS comenzaron a debilitarse en favor de EE.UU. y Arabia Saudí.
El poder real de al-Bakr fue disminuyendo desde que en 1971 accediera a la vicepresidencia del CMR Saddam Hussein, considerado el hombre "hombre fuerte" del régimen. Así, el 16 de julio de 1979, Saddam sustituyó formalmente a al-Bakr al frente del CMR y de la jefatura del Estado.
Fuentes : www.biografiasyvidas.com