La incipiente claridad del dia comenzaba a disipar las tinieblas de una noche tibia y hermosa. Una paloma, revoloteando y revoloteando, penetro en un pequeno y recoleto templo de la India. Todas las paredes estaban adornadas de espejos y en ellos se reflejaba la imagen de una rosa que habia situada, como ofrenda, en el centro del altar. La paloma, tomando las imagenes por la rosa misma, se abalanzo contra ellas, chocando violentamente una y otra vez contra las acristaladas paredes del templo, hasta que, al final, su fragil cuerpo revento y hallo la muerte. Entonces, el cuerpo de la paloma, todavia caliente, cayo justo sobre la rosa.
El Maestro dice: No apuntes a las apariencias, sino a la Realidad. No to extravies en la diversidad, sino que debes establecerte en la Unidad.