Era un sabio tan anciano que nadie de la localidad sabia su edad. El mismo la habia olvidado, entre otras razones porquc habia trascendido todo apego y ambicion humana. Estaba un dia sentado bajo un enorme arbol banyano, la mirada perdida en el horizonte, la mente quieta como un cielo sin nubes. De repente, vio cbmo un hombre joven echaba una cuerda sobre la rama de un arbol y ataba uno de sus extremos a su cuello. El sabio se dio cuenta de las intenciones del joven, corrio hacia el y le pidio que desistiese de su proposito aunque solo fuera un par de minutos para escucharlo. El joven accedio, y ambos se sentaron junto al arbol. El anciano se expreso asi:
-Voy a hacerte un ruego, querido amigo. Imagina una sola tortuga en el inmenso oceano y que solo saca la cabeza a la superficie una vez cada millon de anos. Imagina un aro flotando sobre las aguas del inmenso oceano. Pues mas dificil aun que el que la tortuga introduzca la cabeza en el aro del agua, es haber obtenido la forma humana. Ahora, amigo, procede como creas conveniente.
Todavia cuenta la gente del lugar que aquel joven llego a anciano y se hizo sabio.
El Maestro dice: Toda forma humana es preciosa, porque a traves de ella podemos alcanzar la realizacion definitiva. Habiendo podido tomar tantas formas, es una gran fortuna haber tornado la humana.