Su origen se encuentra en la ley Aquilia del derecho romano dictado durante la república, en fecha que no se conoce, y su objeto consistía en que se reprimieran como delitos, damnum injuria datum, ciertos hechos preestablecidos que lesionaban derechos ajenos.
Su aplicación se extendió con el tiempo, abarcando a todo daño provocado injustamente. Los presupuestos fundamentales de aplicación de la ley Aquilia eran: a) un hecho positivo, no bastaba una simple omisión; b) culpa del autor, cualquiera fuere su grado; c) existencia de daño, ya sea destrucción o deterioro; D) contacto corporal entre el autor del daño y la víctima o una cosa corporal ajena. Dichos hechos están clasificados entre los cuasidelitos, que originan la obligación de reparar el daño causado.