Se denomina así el instrumento que suscribieron el 14 de agosto de 1941, durante la travesía del acorazado “Prince of Wales” por el océano atlántico, Franklin, D. Roosevelt y Winston Churchill en representación de los Estados Unidos de Norteamérica y el Reino unido, respectivamente. La carta del Atlántico es una carta de intenciones, en la cual ambos mandatarios manifiestan los objetivos de la política a seguir en plena guerra mundial a fin de que los pueblos del mundo tomen real conciencia y recobren su fe perdida.
En consecuencia, declaran que la política a seguir por sus respectivas naciones no es de carácter expansionista ni pretende ningún engrandecimiento sea cual fuere su naturaleza; que las modificaciones de los territorios deben estar basadas en la libre determinación de los pueblos que afecten; que respeten y defienden la autodeterminación de los pueblos para elegir sus sistemas de gobierno y que para ello Procuraran que aquellos pueblos cuyas soberanías se encuentren o hayan sido avasalladas, la recuperen; que desean que se estrechen los lazos de colaboración en beneficio de la prosperidad económica de todos los estados sea cual fuere su régimen político y su situación de vencido o vencedor; que luego de la derrota que el mundo goce de una paz duradera que permita fronteras seguras y libertad de los mares; que esperan que todas las naciones del mundo descarten el uso de la fuerza para imponer sus condiciones y que para la consecución de dicho fin trabajaran en pos del desarme.