Abandonando malamente su escudo, es decir,
huyendo. Palabras de Quinto Horacio Flaco (65-8 a.n.e.) en su Oda II que dice a
su amigo Pompeyo Varo: "contigo he visto a Filipo y los fugitivos que huían
rápidamente, abandonando malamente su escudo". Antes de Horacio,
Arquíloco, Alceo y Anacreonte habían hecho ya semejantes confidencias. Estas
palabras se aplican irónicamente a los que huyen ante el enemigo.
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