Lleva varios días quejándose de cansancio, dice que le duele, que no va a aguantar más y aún cuando sigue repitiendo que no es por mí, ya empiezo a sentir algo extraño, ya no estoy tan cómoda, ya sus lágrimas me empiezan a causar algo parecido a lo que ella siente cuando llora, pero no se que.
Hoy si he estado… ¿cómo dice ella? ah… si agobiada, suena tan grande por eso aunque no se que quiere decir, me lo apropio, debe ser algo muy incomodo y siento que me va a quitar todo éste bienestar, esta tranquilidad que ella me da.
La voz que vengo escuchando no me gusta, le habla quedito, con dulzura, parece querer convencerla de algo y presiento que no es algo bueno para mí. Hoy, precisamente hoy la oí llamarlo Juan… lloro de nuevo y sus lágrimas son ahora la causa de mis temores.