-Mmm oh sí- mi boca saborea este dulce manjar y mastica a toda velocidad, perdón no mastica, traga, devora y queda el plato sin una borona.
Acabo en par de segundos el delicioso manjar y por su puesto le zampo un beso a la persona que me lo dio, ésta me mira extraño talvez huelo mal pues la verdad ya olvide la ultima vez que me bañe.
Luego me relajo de nuevo, me revuelco un poco en el pasto y juego con una mariposa que se ríe conmigo en mi nariz. Pasa el tiempo y el sol está en mi cabeza: duermo, me revuelco, sueño y sin embargo no acontece nada, no hay personas ni nadie a mi alrededor. Y entonces escucho ruidos de automóviles: son ellos. Allí debe estar la persona desconocida, que me da platos deliciosos. Quedo en pie de inmediato y corro con toda excitación a saludar a la persona desconocida.
Empiezo a andar y siento como mi cuello se estrangula, a lo cual freno y descubro que estoy amarrado a un árbol. Me devuelvo al árbol y cojo otra vez impulso, corro, corro y me estrangulo de nuevo; miro al árbol enfurecido y me emprendo contra él ¡ sin mente ¡ como diría un viejo amigo, esta vez cerré para siempre mi ciclo con el árbol, porque ya no veo automóviles, solo un túnel con una luz blanca al fondo en donde están mis antepasados perrunos.