Pleito a la luz
He aqui que un dia la oscuridad se percato de que la luz cada vez le estaba robando mayor moraba en un bosque cercano y que llevaba anos dedicado a la meditacion, habiendo cobrado fama de sabio y ecuanime. Solo porque se lo exigieron, el eremita abandon la inmensa paz del bosque.
–Senor, ique deseas de mi? -pregunto ante el meditabundo monarca.
-He oido hablar mucho de ti -dijo el rey-. Se que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.
-La gente dice, senor -repuso indiferente el ermitano.
-A propo"sito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. Como lograr que la gente sea mejor?
-Puedo decirte, senor -repuso el ermitano-, que las leyes por si mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos metodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprension. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria.
El rey se quedo dubitativo. Luego reacciono para replicar:
-De lo que no hay duda, ermitano, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces.
Pasaron un par de semanas. Estallaba la guerra. Todos los jovenes del pueblo fueron movilizados, menos el muchacho que tenia la pierna fracturada. Los vecinos vinieron a visitar al hombre, y exclamaron:
-Que buena suerte la tuya! Tu hijo se ha librado de la guerra.
-Si, si, asi es -repuso serenamente el hombre ecuinime.
El Maestro dice: Para el que sabe Per el curso de la existencia fenomenica, no bay mayor bien que la firmeza de la mente y de amo.